Entrada 3 ensayo
Hablar no es lo mismo que comunicar: dos pilares esenciales y Hablar Claro, Escribir Mejor: Un espacio para aprender a comunicarnos con propósito
hablar no es lo mismo que
comunicar y la importancia de hablar claro y escribir mejor
En la era de la
hiperconectividad, donde la información fluye a velocidades vertiginosas y las
plataformas de comunicación se han multiplicado, se vuelve crucial reflexionar
sobre una verdad frecuentemente ignorada: hablar no es lo mismo que comunicar.
Aunque muchas personas creen que expresar palabras es suficiente para
transmitir ideas, emociones o intenciones, la realidad es que la verdadera
comunicación requiere claridad, intención y comprensión mutua. En este
contexto, la capacidad de hablar con claridad y escribir con propósito no solo
enriquece nuestras interacciones cotidianas, sino que también fortalece
nuestras relaciones personales, académicas y profesionales.
Hablar es un acto mecánico que
muchas veces se da por sentado; desde la infancia lo hacemos casi de forma
automática. Sin embargo, comunicar va más allá del simple hecho de emitir
sonidos o redactar frases. Comunicar implica conectar, impactar y lograr que el
mensaje llegue de forma efectiva al receptor. Un buen comunicador no solo
transmite palabras, sino también emociones, valores y objetivos claros. Aquí se
evidencia el primer pilar esencial: la diferencia entre lo que se dice y lo que
realmente se quiere decir o se logra decir. Muchas veces, por falta de
estructura en el discurso o por el uso ambiguo del lenguaje, los mensajes se
malinterpretan o pierden fuerza.
El segundo pilar, igual de
importante, es la capacidad de expresarse con claridad tanto al hablar como al
escribir. Aquí entra en juego la propuesta de crear espacios para “hablar claro
y escribir mejor”, como herramientas prácticas para mejorar nuestras
habilidades comunicativas. Hablar claro implica elegir con precisión las
palabras, mantener una postura respetuosa, y considerar siempre el contexto y
al interlocutor. Escribir mejor, por su parte, requiere organización del
pensamiento, gramática adecuada y un estilo que favorezca la comprensión. En
ambos casos, el objetivo es el mismo: lograr que el mensaje llegue con
claridad, coherencia y efectividad.
Además, la buena comunicación
con propósito no solo nos hace más competentes, sino también más conscientes y
empáticos. Un comunicador efectivo escucha, adapta su lenguaje, y busca siempre
construir un entendimiento compartido. Esto es fundamental en entornos donde la
colaboración es clave, como en equipos de trabajo, en la docencia, en la
atención al cliente, en la política, e incluso en las relaciones
interpersonales más íntimas.
Por otro lado, la escritura
—frecuentemente subestimada en la era visual y digital— sigue siendo una de las
formas más potentes de comunicación. Saber escribir con claridad no solo
facilita transmitir información, sino también organizar ideas, generar impacto
e incluso liderar. De hecho, una escritura clara revela un pensamiento claro.
Por ello, desarrollar la capacidad de escribir con intención y estructura es
esencial para comunicarse con eficacia en ámbitos formales e informales.
En conclusión, hablar no es
suficiente para comunicar, y hacerlo bien requiere habilidades que deben
desarrollarse y practicarse con conciencia. Hablar claro y escribir mejor no
son meras recomendaciones lingüísticas, sino competencias clave para una vida
más efectiva, ética y conectada. Crear espacios para mejorar estas habilidades
es un acto de responsabilidad con uno mismo y con los demás. Al fin y al cabo,
comunicarnos con propósito es uno de los actos más humanos y transformadores
que podemos realizar.
Comentarios
Publicar un comentario